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lunes, 25 de mayo de 2009

La irritación: un recurso renovable

Si.
Esta visto que los bolivarianos se irritan.
Lo que me llama la atención es que este tan eficiente mecanismo, no se use con mas...ejem...¿malicia?
Veamos: a Jorge le irritó tanto que mencionaran a sus niños que se descompuso como nunca lo habíamos visto. Lo único que le faltó gritar fue ¡Con mis hijos no te metas!.
Al ministro Tarek El Aissami le irrita cuando le recuerdan la paliza que le propinó Nixon Moreno en la contienda electoral universitaria.
A William Lara le irrita cuando le recuerdan que en RCR lo asesoraron y ayudaron hasta para elegir la nueva montura de sus lentes.
Pero a Hugo le irritan mas cosas. Muchas.
Globovisión es una. Pero la necesita.
El Imperio es otra. Pero ¡caray! como lo necesita y lo que mas rabia le da, es el calorcito que le entró en el alma cuando Obama lo miró.
La Polar lo pone morado...pero le irrita más la certeza de que si la cierra ahí sí que se le levanta el pueblo.
Cisneros no le encanta. Pero le conviene ahí.
Los estudiantes lo irritan, pero además lo turban. Y los necesita tanto que se desgañita tratando-sin éxito-de generar un movimiento estudiantil revolucionario.
Los médicos cubanos lo irritan por incapaces y por desertores (¡mal agradecidos!), pero necesita decir que están ahí.
Le irrita a morir la torpeza de sus terroristas ucevistas, pero hasta tiene que pagarles para que incendien carros y encima a los muy bolsas los identifica un amateur con las imágenes de la mismísima VTV.
Le irritan las mujeres, Ma. Corina, Condolezza, Ma. Isabel y Cecilia García Arocha, pero ¡carajo! tiene que disimular y poner a la Jaqueline Farías encabezando sopotocientas cosas que correrán igual destino que el Guaire.
Le irritan los maricones, pero se tiene que calar estar rodeado de ellos.
Le irrita Azuaje sacándole los trapitos a su familia, pero le irrita más su familia que no sabe ni disimular y se pone en evidencia.
Le irrita que se caigan los helicópteros rusos, pero le irrita mas que se sepa que las fallas humanas de buenos revolucionarios pero malos mecánicos de mantenimiento le tumben ese realero.
Los pedevesos lo molestan, lo encrespan, ¡pero se le revuelven las tripas cada vez que le dicen que no se cubre la cuota de barriles y los que sabían cómo se bate el cobre están ahora haciendo rica a Canadá en lugar de El Palito.
El listado de irritaciones es inmenso.
Y sin embargo aquí estamos, diciendo, llorando, y denunciando lo que nos molesta a nosotros. Mejor haríamos en poner sal y limón en la sangrante herida de sus irritaciones.
Los resultados cambiarían enseguida.
La gente irritada no suele pensar con claridad.
Y nosotros dejamos que nos poseyera nuestra propia irritación.

OlgaK

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25.05.2009